Por: Marcel Márquez/ (II)
Documento de actitud es el nombre del único Lp editado de manera oficial de la banda La Seguridad Nacional. Fue prensado en formato vinyl 12” con una reproducción de entre 500 y 1.000 viniles, característica que lo convirtió de inmediato en un disco de culto dentro de la historia del rock iberoamericano. Es un disco orgánico en todo sentido, un disco con alma, desde la fotografía de la carátula, el arte y el diseño en general, la grabación, las composiciones, las letras y esencialmente su dedicatoria. Fue grabado y editado en 1991 de manera independiente, un emprendimiento bastante audaz y arriesgado para la época, cuando todavía la industria musical venezolana estaba controlada por dos grandes sellos discográficos. En todo sentido, Documento de actitud dejó un testimonio de la época en la cual fue grabado, y un primer impulso a una escena de rock alternativo que, durante toda la década, fue creciendo significativamente gracias a distintos circuitos, festivales y locales nocturnos que fueron consolidando un movimiento musical urbano y de vanguardia.
Dos de sus integrantes tienen autocríticas muy severas con relación a su única producción fonográfica. “A mi entender, Documento de actitud es uno de los discos más malos que he escuchado”, suelta Cangrejo justo antes de una carcajada cargada de sorna. Yatu, por su parte, cuando es interpelado por Kara Febles en una entrevista sobre su opinión de lo que dijo Cangrejo, sin tan si quiera tomar aire y de forma instantánea, responde: “Bueno, estoy de acuerdo con lo que dice el Can, ese es uno de los peores discos de nosotros, que fue el único que grabamos”, comentario seguido de una carcajada con la misma sorna de su compañero de banda.
La portada de Documento de actitud estéticamente representa la esencia de la época, el dark y el post punk de los 80 condensados en el inicio de una nueva era de fin de siglo, representa la oscuridad de esa temporada intensa que vivieron en su juventud los integrantes de la banda que comenzaban a enfrentarse al enigma de la “madurez” y que empezaban a explorar nuevos matices musicales. Es una fotografía en blanco y negro, que vista de frente nos muestra a Yatu a la izquierda, Cangrejo en el centro (un poco más arriba en relación a Yatu) y Gustavo Corma a la derecha en una posición espacial diferente entre la altura de Yatu y Cangrejo. Los tres tienen miradas intensas y profundas que, en un segundo, invitan al observador a conocer -si se atreve- lo que hay detrás de esos ojos que reflejan la vida de un borderline, fonánbulista que camina en la tensa cuerda que divide el bien y el mal.
El arte del disco es obra de Cangrejo en su totalidad. La paleta de colores es rojo y negro, tal vez intencionalmente o quizás casualidad, colores que identifican al anarquismo. Es un arte totalmente orgánico, pero a la vez exquisito y de alta factura. De haberse conocido Cangrejo y Jean-Michel Basquiat, el arte nos habría dejado una gran amistad histórica. La primera ilustración que nos encontramos al frente es la tipografía del nombre de la banda compuesta con una mezcla de elementos iconográficos del Shivaismo y la demonología. La “S” arranca con un tridente que bien podría ser el de Lord Shiva o el del diablo al que nos acostumbró la cultura occidental. Me inclino más por el de Lord Shiva, tomando en cuenta el vínculo directo de la banda con el hinduismo. La letra “E” es un tridente y a lo largo del título “Seguridad Nacional” se repiten las puntas filosas de este elemento iconográfico del dios hindú. La segunda “D” representa la luna de Shiva, que lo acompaña en la mayoría de sus imágenes sobre el lado superior derecho de su frente. Y las dos “I” están compuestas de un hueso y un cráneo o calavera, elementos característicos de los aghoris, monjes ascetas shivaistas o devotos del shaktismo que poseen una sensibilidad especial para comunicarse con entes pertenecientes a otros planos y dimensiones, especialmente con los muertos.
En la parte inferior de la portada se identifica el nombre del disco, Documento de actitud, de manera sencilla con letra corrida de color rojo y entre paréntesis. Quiero aclarar que mi interpretación es totalmente personal y subjetiva, no quiere decir que haya sido la intencionalidad de la banda ni de Cangrejo expresar a través de su arte lo que reflejo en mi análisis individual.
Seguimos con las ilustraciones, en la parte trasera de la carátula nos encontramos más elementos del shivaismo, los aghoris, y ahora sí, claramente de demonología; aparecen caricaturas de un par de demonios con sus respectivos cachos, todos estos elementos enmarcando el contenido del centro compuesto en su mayoría por letras. En todo el centro de la carátula aparece el espectacular logo de la banda, que es esa calavera con orejas de Micky Mouse que nos a perseguido a muchos desde la adolescencia. Y a partir del logo se despliega un crisol de imágenes y letras alrededor de toda la carátula donde van apareciendo dibujos alusivos a las letras de las canciones: dos soldados al lado del titulo del tema “G.I Joe”, una ilustración de Gustavo Corma al lado de despecho, una torta con un tridente en el medio y una ilustración de Saraswati en "Cumpleaños" y, en general, ilustraciones alusivas a la banda y las letras de las canciones.
En el lado A, en el centro del disco (la galleta), aparece la ilustración de una deidad que evoca las imágenes de Lord Shiva y Maha Kali en el mismo dibujo, las manos alzadas en postura de danza tandava, la luna creciente al lado de la cabeza, un collar de cráneos que forma parte de la iconografía de Kali, en la parte inferior izquierda (vista de frente la imagen) más elementos de Shiva como el tridente (trishula) y el tambor damaru, a la derecha una cobra, los mensajes "hare krshna" y "haribol" a ambos lados, y abajo en el centro la descripción de los tres temas de este lado del disco: 1. El despecho, 2. G.I Joe y 3. Cumpleaños. Todos estos detalles dentro de un circulo compuesto por el nombre de la banda en la parte superior, calaveras a los dos lados y en la parte inferior el mensaje “Rock and roll callejero independiente para ustedes”.
En el lado B, al centro, una ilustración con Cangrejo al medio, Yatu a la izquierda y Gustavo Corma a la derecha. Debajo de Cangrejo se lee “venta directa” y sobre sus cabezas ¡¡Nitae goura, haribol!! En la parte inferior, al centro, las canciones de ese lado B: 1. Chivo, 2. Me toca y 3. La danza de los demonios, seguido al final del mensaje “Rock and roll de la calle”. Todo esto al centro de un círculo conformado por el nombre de la banda en la parte superior, calaveras a los lados y en la parte inferior el mensaje “Dedicado a nuestro maestro espiritual Avadhuta Maharaj, Hare Kirshna”.
El disco tiene una dedicatoria especial: “Dedicamos este disco a Dios, ofrecemos nuestras respetuosas reverencias a nuestro amigo y guía Srila Avadhuta Maharaj. NITAE GOURA, HARE KRSHNA Y ¡¡HARI BOL!! A nuestros padres y madres”. Un año antes Avadhuta abandonaba su cuerpo y misión en este plano material.
En los agradecimientos aparecen personajes de la música como Abraham López (hermano de Yatu), “Cayayo x sus efectos Ibáñez y por facilitarme todo para hacer esta carátula realidad” (sic) y siguen apareciendo personajes como Elmar y Carmen Leal, fundadores del TAS (Taller de Arte Sonoro); Erika Tucker, reportera musical para la época y actualmente madre Shaktiananda. También aparecen amigos de los integrantes de la banda, personajes de la nocturnidad caraqueña de los 80 y 90, como Magaly de Oliveira, o personajes de la bohemia merideña, como el recién fallecido “Chino” Camargo. En uno de los espacios del universo en que se convierte la carátula entre tantas letras y dibujos, aparece “Concepto y arte de carátula: yo mismo, Cangrejo. Septiembre de 1991 en la casita, donde Cayayo”.
Lado A
1. El golpe seco de un acorde es el preludio a un grito desesperado que se lanza al vacío, sombras y oscuridad en las melodías hasta que aparece Gustavo Corma: “No puedo seguir así / todo a mi alrededor es un lamento / y es que no puedo seguir así / vivir sin ti es un solo tormento”, comienza el descenso a un estado depresivo y un despecho sin retorno. “Estoy cansado de pensar en ti / soñarte y no tenerte”, la obsesión por la perdida y la neurosis de querer cambiar el pasado se hacen latentes. “La vida se me escapa / se me va y tu no estás presente”, aparece el miedo a la minusvalía por la ausencia de un amor perdido. “Nada me interesa / en este maldito lugar todo molesta”, la apatía, el aislamiento van progresando ante la confusión. “Con nadie quiero hablar / tengo el sonido de tu voz en mi cabeza”, el aislamiento es la opción para librar esa batalla masoquista entre el ego y el dolor del rechazo. Sigue la letra con un par de versos más, hasta que llegamos al clímax de la desesperación donde el vacío del abismo empieza a tornarse muy oscuro, negro, donde la comunicación con entes del más allá se vuelve más clara que con la realidad turbia que hay alrededor.
Seguramente hay muchas noches de insomnio, aguardiente y alcaloides varios, entonces el despecho se convierte en un estado meditativo donde se enfrenta y se exorciza el ego para quemarlo y que renazca de las cenizas. “Quisiera desaparecer / salir de aquí o borrarte de mi mente / pero nada puedo hacer / quererte así me llevará a la muerte”. Cuando aparece como opción abandonar el cuerpo, la opción viene acompañada de una sensación de bienestar, anunciando que todo está pasando y que realmente hubo una pequeña muerte, necesaria para continuar.
2. Una marcha, un riff de guitarra y un redoble de tambor como impulso para un contundente “Present arms”, seguido de un breve coro “G.I Joe / G.I Joe” dan inicio a un post punk psicodélico, si es que esta excentricidad existe, donde se desarrolla un instrumental matizado con balbuceos en inglés, español y spanglish, claramente ridiculiza al ejército de Estados Unidos. Entre “Move Mother fuckers, kill”, “Hágase su voluntad / así en la tierra como en el cielo (...) U.S.A boy” y “G.I Joe”, al frente de esas armonías vocales de Yatu muy a lo Klaus Nomi, se va diluyendo el tema para volver a caer en la marcha inicial y terminar con un divertido solfeo de voces tarareadas.
3. Una predica lejana y un mantra con una voz muy suave comienza a lo lejos, hasta que agarra fuerzas para lograr distinguir las palabras “Sri Bhakti viraham divyam Avadhuta jagadgurum...” Transitar el dolor de la pérdida de un amigo puede ser bastante duro, pero ese tránsito puede complicarse más cuando el amigo es también tu guía, tu maestro espiritual y la carga se vuelve más pesada cuando esta persona muere en las circunstancias que puede hacerlo un Avadhuta.
“ ‘El cumpleaños’ se compuso después de la partida de mi maestro espiritual, mi gurudeva Avadhuta Maharaj, y el mantra que tu oyes es el que le dieron en India. Avadhuta quiere decir ‘aquel que no tiene nada’, que está loco, que está más arriba (…) más allá de las reglas. El avadhuta es un ser que ya se ha liberado de todo, incluso de las reglas religiosas. Entonces cuando mi maestro espiritual fallece, que fue un golpe casi tan duro como cuando se murió mi papá, por su puesto, entré en un estado como de depresión. No una depresión así como de quererme suicidar, pero sí una depresión... ‘¿y ahora que hago?’ Basándome en las enseñanzas de él decidí que había otra cosa, por eso dice la canción ‘Por las puertas del infierno camino al cielo’, porque cualquier cosa mala que le pase a uno, tiene que convertirse en algo bueno. Yo la volví una canción. Una canción dedicada a él y la escribí el día de mi cumpleaños, me imagino que estaba en algún estado alterado por que era mi cumpleaños...y por eso es tan dark”. Así rememora Gustavo Corma la composición de este tema, uno de los que más resalta en el disco y define su esencia como un todo.
Lado B
1. Un feedback al mejor estilo Sonic Youth le abre paso a unos gritos de desesperación seguidos de una frase un poco incongruente con la sensación de angustia que genera esa voz que sale de las vísceras. La frase se convierte en un acto de determinación para soslayar el desespero. “Estoy bien pero es de noche / no me gusta ver la luz / mi cuerpo suelta un derroche / voy viajando en autobús”.
Convertirse en un trashumante a veces son consecuencias circunstanciales y otras son firmes decisiones de vida. Ese autobús de Yatu y la Seguridad Nacional, es donde viaja una tribu de los 80, los 90 y un grupo menor de los 2000; es un bus que avanza en el borderline del sueño y la realidad. Que avanza con la carga histórica de una contracultura incomprendida y transgresora que caminaba en un filo de navaja entre Bellas Artes y Sabana Grande, para después buscar regocijo en el templo de Los Chaguaramos, el Ávila y las montañas de Mérida. El autobús casi siempre viaja de noche y las preguntas recurrentes son “¿Sabes a dónde estás? ¿Sabes cuándo morirás? ¿A dónde vas? ¿Con quién estás?”.
2. Este autobús tiene paradas aleatorias donde se van bajando y se van montando pasajeros, unos se mudan de autobús, otros se quedan en la carretera, otros abandonan esta dimensión y trascienden unas veces, otros descienden. La atmósfera oscura de Documento de actitud demuestra que en la vida se aprende mucho y que aprender a veces duele y a veces duele mucho. “Todos mis amigos se fueron, ya no están / espero que un día nos volvamos a encontrar (...) Y me toca vivir mi soledad / a mi me toca sentir esta ansiedad / a mi me toca incluso llorar...” Cuando se nace con la estrella de una sensibilidad artística en particular, la expresión es el oxígeno, sino expresas estás muerto y se puede morir de muchas formas: morir diariamente, morir espiritualmente, morir éticamente y la que puede ser más digna para algunos, la muerte fulminante.
3. Para vivir entre demonios hay que conocer su ritmo y para conocerlo muchas veces hay que ser demonio. “El mundo está en manos de demonios / y el mundo no es como lo ves / algunos lo miran al derecho y otros lo ven al revés”. Vivir en el borderline te da una vista de 360 grados que permite ver el mundo al derecho y al revés. “Este es el mundo bizarro / es de arriba y es de abajo”. Ahí están las herramientas, hay hachas para tumbar árboles y semillas para sembrar otros, ¿el secreto? No hay, aleatoriamente hay que tumbar algunas malezas, aprovecharse de otras, sembrar algunas semillas, dejar otras en el camino y seguir.
“Documento de actitud se grabó digamos, como si fuera una buena maqueta... Fuimos al Taller de Arte Sonoro con Elmar Leal, de pana, así, les pagamos lo que podíamos pagarles y grabamos en 10 horas, todo eso que está ahí”. Así define Gustavo Corma este disco de culto que 26 años después dejó una semilla que germinó en el árbol genealógico del rock venezolano contemporáneo.
Link: Documento de actitud
(El enlace es del disco Documento de actitud, con el bonus track: “Del campo a la ciudad”. Este tema no aparece en el disco original).
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