lunes, 27 de abril de 2020

Máquina, hombre, Dios


"A quien la piel le es el último límite de lo externo, perderla no es solo quedar vulnerable al exterior, sino también destruir la propia máquina internamente, al abrirse la piel se derraman los componentes, Dios es Máquina admirada por los japoneses..."


Por: Marcel Márquez


Al escritor Enrique Vila Matas durante una época de sequía creativa y en un delirio temporal, se atrevió a desafiar al tiempo y los números redondos. Siendo columnista de un periódico en Madrid, comenzó con la aventura de sus homenajes biográficos a diferentes autores, fuera de las normas sociales que siempre conmemoran décadas, centenarios y números cortados con precisión para recordar a los homenajeados. Para acabar con los números redondos, un día el autor decidió celebrar el aniversario número 99 de Antonin Artaud y de ahí en adelante no se detuvo hasta completar 52 homenajes con fechas particulares que el escogía fuera de las siempre celebradas por el resto de los mortales.

En el mes de noviembre del año 2016 se cumplían 25 años del disco Documento de actitud de La Seguridad Nacional; yo lo sabía desde hacía un año antes y tuve la firme intención de documentarlo audiovisualmente. Entre idas y vueltas, falta de recursos, viajes inesperados y procastinación natural, aquel documental mutó en un reportaje digital de investigación que vio la luz un año después, a finales del 2017, quebrando la tradición de un homenaje preciso en recorte temporal. El año pasado el Disco Deux Ex Machina de La Muy Bestia Pop cumplió 25 años; también lo sabía desde hacía un año antes y tuve la firme intención de documentarlo pero, entre idas y vueltas, más viajes inesperados, me vi inevitablemente en la obligación de ir aplazando la publicación de este trabajo para acabar con los números redondos como el escritor español Enrique Vila Matas. Este año Deus Ex Machina cumple 26 años.

Entra la materia prima y sale el producto final


Al escuchar Deus Ex Machina los últimos días antes de publicar este trabajo, recordaba a un cliente de un boteco de cerveza artesanal donde trabajé los últimos meses del 2019 en Brasil. Destapaba aquellas cervezas de 600 ml, me servía siempre en un vaso para que lo acompañara solo en el primer trago, las cervezas eran carísimas. Como todo un sommelier me invitaba a degustar al mismo tiempo que él y comenzaba: "Es una cerveza compleja, con carácter, hay mucha información. Distintos tonos y colores, mientras pasa sientes cambios en la textura, el aroma cítrico se va transformando en un amargo muy leve..." y así iba narrando el sabor de la cerveza mientras pasaba del paladar al estómago. Deus Ex Machina es eso, un disco complejo para degustar, con mucha información y diferentes relatos, mientras más se escucha aparecen siempre nuevos colores y nuevas texturas.

Deus ex Machina es un disco histórico que narra de una forma épica un pedazo de Caracas en medio de una década de fin de siglo. Un punto sin retorno en la historia del rock venezolano, en sintonía con un mundo globalizado en el que, dentro del campo de la producción musical, comenzaba a valerse todo, siempre y cuando  cada elemento ocupara su lugar preciso en el resultado final. 

Cuando el pos punk, el hip hop, la música industrial y electrónica, el grunge y la salsa eran convocados al proceso creativo de unos músicos visionarios, lograban elevar los niveles de la música a lugares nunca antes explorados. Esta altura conceptual fue lograda por La Muy Bestia Pop.


Caja de una velocidad: Neutro


Una estructura conformada por una gran cantidad de tubos tocados efusivamente por tres jóvenes, mientras otro daba vueltas en círculos con un megáfono en una mano, manifestando su descontento por la burocracia enquistada en las instituciones culturales de la ciudad. Una escena tribal, distópica y apocalíptica, se estaba desarrollando aquel momento en la Plaza de los Museos, frente a la Galería de Arte Nacional (GAN) en Bellas Artes, en pleno downtown de una Caracas metrópolis, cabalgando la ola de la globalización, el internet, la TV por cable, la transculturización instantánea por los medios de comunicación, el nihilismo, las drogas de diseño y un coctel molotov que sacudía a la juventud de finales de siglo, para algunos, los nostálgicos 90.

Aquella ceremonia performática y transgresora estaba cargada de mucha adrenalina con sello Smell Like Teen Spirit, pero al mismo tiempo una carga intelectual y conceptual importante en la que convergían ideas del ensayo de principios de década de Hakim Bey y su TAZ (Temporary Autonomus Zone), junto a manifestaciones del cyberpunk  y otros tratados filosóficos. Uno de los integrantes del trabuco era estudiante de filosofía en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Estos matices intelectuales podrían pecar de especulación al no estar respaldados en un primer momento por ninguno de sus integrantes, pero quién se detenga a hacer un elemental análisis semiótico de la carga simbólica de esta escena y el desarrollo de la banda, puede encontrarse con esta y otras señales que van develando influencias que van más allá del plano musical.

La Muy Bestia Pop era el nombre del conjunto de muchachos que armaron aquel alboroto esa noche caraqueña de mitad de los 90 en la Plaza de los Museos, donde un público bastante reducido y conformado básicamente por transeúntes curiosos, amigos de la banda y la bohemia que frecuentaba los espacios próximos a los museos de la zona, era la primera vez que sonaba La Máquina en vivo. Aquella noche se estaba forjando el carácter de una nueva generación de bandas independientes en Caracas, una escena emergente dispuesta a no negociar sus principios, ni claudicar ante la manipulación de los burócratas y mercenarios de la cultura. La Muy Bestia Pop, haciendo honor a su nombre, fueron pioneros en masticar el ego y escupir los caprichos de una industria cultural signada por conflictos de intereses, tráfico de influencias y aduladores a la orden del día.

En un empeño por dejar un testimonio fiel de los creadores de tan importante proyecto y algunos colaboradores y testigos de la época,  entre el 2019 y lo que va del 2020 -incluyendo el período del confinamiento-, me he dedicado a reunir retazos de entrevistas y arrebatos de inspiración para rendir honores a ese medio siglo  y un pico de ese glorioso disco del avantgarde venezolano del siglo XX:  Deus Ex Machina.



La palanca/ El eje/ La polea/ El plano inclinado, la cuña, el tornillo y la rueda (...)


-¿Recuerdas el año y las circunstancias en que se forma La Muy Bestia Pop?

Alfredo "Chofa" Loero: Comenzamos a ensayar Edward y yo, llevados por la idea de hacer un proyecto que pudiera incluir todas las influencias musicales que teníamos en ese momento (1988),  muchas de ellas eran muy diferentes. Desde las primeras bandas de hip hop que escuchábamos entonces, salsa vieja, bandas como Jesús and Mary Chain, The Sound, música industrial, Neubaten, por ejemplo, la idea era poder conjugar todo eso en un proyecto. Era una idea muy complicada y ambiciosa, fueron como dos años, casi tres, en desarrollarla y sacar las primeras cosas que hicimos.

-¿Hay algún enlace entre el nombre de la banda y el tema del Indio Solaris con su banda de los 80?

Chofa: Sí lo hay. Escuchamos Patricio Rey y los redonditos de ricota por una novia argentina que yo tuve en esa época. Más que por un tema musical nos identificamos con la letra de "La gran bestia pop" y una noche que estábamos cenando Edward y yo hablando de ese tema, a él le salió deformar la gran bestia pop en la muy bestia pop. Fue algo muy espontáneo y coincidió justo con un momento en el que buscábamos un nombre para un proyecto tan ecléctico que no nos encajonara en ningún género en específico y nos gustó la idea y así quedó.

-En la mística de la banda se siente una pesada influencia de Caracas. ¿Cuál era el universo en ese entonces de la banda y de cada músico? ¿Por dónde se movían en la ciudad, cuáles eran sus espacios?

Chofa: Caracas en los 90 era un lugar muy especial donde sucedían cosas muy diversas e interesantes a nivel cultural. Creo que fue el perfecto lugar para poder desarrollar esa idea. Yo vivía en Parque Central y mis amigos venían mucho a mi casa en esa época, por lo tanto, estábamos en el centro de la movida cultural, donde sucedían muchas cosas, festivales de teatro, toda la movida del Ateneo de Caracas, etc. Por otra parte, trabajábamos con amigos que no eran músicos pero eran súper melómanos y compartíamos con ellos el desarrollo de esta idea. Eran estudiantes de arquitectura de la UCV y fue con ellos que desarrollamos todo el tema del diseño de instrumentos con desechos. El proyecto siempre fue más gente de la que se veía en tarima. Realmente ahora que lo pienso siempre fue un colectivo, porque había mucha gente participando con nosotros. Los espacios en sí podrían ser Parque Central, Ateneo de Caracas, la UCV y nuestra central de producción en El Cafetal donde estábamos casi todo el tiempo.

-Durante aquella época algunos críticos y algunos fanáticos pretendieron encasillar a La Muy Bestia Pop como una banda de rock industrial, pero claramente la creatividad de la banda iba mucho más allá. Ustedes eran melómanos, entendiendo por ejemplo tus gustos y de Edward que, además de rock, escuchaban salsa, jazz, hip hop y a través de Wyz jungle, drum and bass y música electrónica en general… ¿Cuáles eran las bandas y los discos qué estaban escuchando en aquella época, las principales influencias de Deux Ex Machina?

Chofa: Si había algo que teníamos en común todos los que participábamos en el proyecto era la diversidad musical, la mente abierta y la curiosidad siempre de escuchar cosas nuevas. Siempre la dinámica fue muy abierta a nuevas cosas e ideas. Nunca fuimos una banda cerrada o con intención de encerrarnos en algún género, de hecho, siempre estábamos investigando y escuchando cosas nuevas que trajera cualquiera de nosotros.

Bandas que escuchábamos en esa época: Beastie Boys, NIN, Nirvana, Jesús and Mary Chain, salsa brava, Neubaten, Jane's Addiction, The Orb, Kraftwerk, Pixies, The Sound, The Cure, etc. 

-¿Recuerdas cómo era el proceso creativo de la banda para componer y escribir las letras? ¿Dónde se reunían para crear?

Chofa: Siempre componíamos, creábamos y ensayábamos en casa de Edward en El Cafetal y el proceso creativo era muy abierto. Las letras eran de Edward, tenía una facilidad increíble para escribir las ideas que tuviera él o cualquiera de los demás. Siempre las mostraba, muchas veces eran largas, no tenían una estructura convencional de canción y los otros ayudábamos a sintetizar y darle esa estructura para montarla y aportar alguna idea. En lo musical la dinámica era muy abierta. Como te dije antes, no había una forma específica de componer la música. Una canción podía comenzar por un sampleo, un patrón de batería electrónica, una secuencia electrónica de Wyz, unos acordes de guitarra, unos riffs de bajo y guitarra de Edward y yo. En fin, las canciones podían salir de cualquier idea o cualquier fuente.

Pasábamos muchas horas en el estudio tocando, escuchando música, sampleando y experimentando, así que siempre estaban saliendo ideas.

Ahí mismo metíamos los desechos metálicos que conseguíamos en la calle y empezábamos con los hierros tirados en el suelo a darle uso, según la sonoridad de cada uno y luego integrarlo a los temas o inclusive generar un tema a partir de ahí.

-La Muy Bestia Pop fue una banda que se nutría de todo lo que la rodeaba y no solamente de la música. En el disco se refleja un gran contenido intelectual y conceptual. ¿En aquel momento qué referencias artísticas, literarias, filosóficas tenían como banda y cada uno por su cuenta?

Chofa: Era el aporte de cada uno en lo que hacía, Edward estudiaba filosofía en la UCV; Wyz era ingeniero de audio y profesor del TAS, donde lo conocí cuando estudié unos semestres; Matías y Ricardo estudiaban arquitectura en la UCV. El concepto se fue desarrollando a partir de la música, pero con el aporte de todas esas personas en otras áreas. De ahí la diversidad del concepto tanto en la música, La Máquina, su desarrollo diseño y construcción hasta la estética de los flyers y el diseño del disco. Fue una idea en donde mucha gente muy valiosa aportó.

-¿Cuál fue la génesis de La Máquina? ¿Cómo se origina esta idea?

Chofa: La Máquina fue tomar el concepto estético y sonoro de la música industrial, principalmente de Einsturzende Neubaten, y adaptarla a la idea musical que teníamos en ese momento. Esa idea la comenzamos a desarrollar Edward y yo con un amigo muy talentoso que participó con nosotros al comienzo que se llama Carlos Suárez y luego se siguió desarrollando con la llegada de Wyz, Ricardo, Matías y otros. Era un poco tomar ese concepto de recoger basura o desechos metálicos, por lo general, y adaptarlos musicalmente con las influencias musicales que teníamos que podían ser introducir sonidos a un hip hop o tocar un ritmo afrovenezolano con esos peroles metálicos. Eso como en cualquier otro género. Así nació la idea y con los años se fue depurando.

Recoger basura y desechos y luego darle aplicación sonora para el uso rítmico y por último diseñarlo como instrumento. En los primeros toques se recolectaban los desechos en la calle, nos robábamos los pipotes de basura metálicos de los edificios y luego reutilizarlo como instrumento de percusión. El día del toque lo llevábamos en una pickup de nuestro amigo Correcamino, que es mecánico y tenía un soldador. Mientras íbamos montando los instrumentos y probando sonido ellos iban soldando La Máquina para ser usada ese día y la dejábamos ahí, bien fuera para que se la quedaran o para que la botaran. Esa fue la dinámica en los primeros tiempos hasta que se diseñó La Máquina que era una estructura grande desarmable a la que se le sustituían los tubos o barriles cuando quedaban destrozados porque los tocábamos con cabillas.


-La banda tuvo una corta vida con la formación original. ¿Llevaste la cuenta de cuántos conciertos fueron exactamente? ¿Recuerdas alguno en especial que te haya marcado más?

Chofa: No sé realmente cuántos fueron, pero sí recuerdo algunos de manera especial. Siempre la idea era hacer un montaje adaptado al lugar al que íbamos. El toque en la muestra de Nuevas Bandas en Teatro Cadafe fue muy bueno, aparte que compartimos, no el mismo día, pero sí en el festival, con nuestros hermanos de Dermis Tatu. Ese fue quizás el primer toque donde nos prestaron atención. También los toques que hicimos en el teatro San Martín con los panas de Art O de Caracas fueron buenísimos y los toques del Museo de Arte contemporáneo. ¡Ah! Y la presentación en el Teatro Nacional creo que esos fueron los mejores porque es donde más se podía observar el concepto completo del proyecto. Por otro lado, hubo toques en bares y locales con mucha energía, pero era diferente.

Recuerdo una intervención con La Máquina una noche del año 94 o 95 tal vez, en la Plaza de los Museos frente a la GAN (Galería de Arte Nacional) donde protestaban con un megáfono porque les habían suspendido un toque ¿Recuerdas qué fue lo que pasó ese día?

Chofa: Ese día realmente lo que hicimos fue armar La Máquina por primera vez. Sin instrumentos ni más nada. No teníamos permiso y falsificamos uno. Y con los megáfonos que los utilizábamos para distorsionar la voz en las canciones cuando estábamos en el estudio, lo que hicimos fue salir por ahí a anunciarlo tipo "llegó el circo a la ciudad". Llegamos, armamos La Máquina mientras unos panas iban anunciando que íbamos a tocar y en lo que estuvo armada empezamos a tocar. Era como una prueba a ver cómo reaccionaba la gente y fue una experiencia brutal porque la gente se quedaba como hipnotizada con ese estruendo con caras de no entender mucho. Otras personas se sentaron alrededor a tripearse el toque. Fue brutal. Era muy interesante cómo la gente reaccionaba. Luego hubo gente que estuvo ahí que me decía que le impresionaba, que era algo muy contundente a nivel visual y sonoro.

-¿Dónde grabaron Deus Ex Machina y quién fue el ingeniero de sonido?

Chofa: Deus Ex Machina fue grabado en el Taller de Arte Sonoro donde yo estudiaba, Wyz era profesor igual que Miguel Noya. Participaron varios ingenieros del crew del taller, como Francisco domingo y otros. Estuvo Miguel Noya con nosotros en la producción. Por supuesto que el hecho de que Wyz y Miguel estuvieran ahí era brutal porque conocían el estudio y a los ingenieros. La producción fue muy rápida para lo complicado que era el proyecto entonces. Fueron, si mal no recuerdo, 90 horas para hacer todo. Hubo mucha presión por el poco tiempo que tuvimos.

-¿Cómo recuerdas las sesiones de grabación del disco ?

Chofa: Como te dije, la grabación del disco fue rápida en todos los procesos. De hecho, hay muchísimas primeras tomas usadas por cuestión de tiempo. Todo lo que es la parte electrónica del disco fue producida de forma casera, Wyz en su casa o en el estudio en casa de Edward. Luego fueron sesiones primero de grabar instrumentos, baterías, bajos, guitarras, teclados y una que otra cosa que se ocurriera estando en el estudio, algún solo de Miguel Noya de teclado o alguna intervención de Elmar Leal. Luego se grabaron voces, una tras otra, voces de todos, Edward, Chofa, Wyz y Chesi de La Leche que fue invitado. Después hubo un día de Máquina, llevamos todos los peroles y desechos o instrumentos metálicos y los pusimos en la sala de grabación todos puestos en el suelo y microfoneados. Se grabó de una en una sesión todo lo que iba a ser de Máquina para el disco y luego se utilizó el tiempo que quedaba para mezclar todo eso. Era muy complicado, pero así fue el proceso de las sesiones.

-¿Recuerdas los equipos con los que grabaron, instrumentos, consola y periféricos?

Chofa: Ahí me jodes un poco. Tendría que preguntar porque no recuerdo muy bien. Sé que se grabó en cinta de una pulgada -creo- y también hubo un montón de procesos dentro de la producción pero esa parte la manejaba Wyz que es un duro en toda la parte técnica y de ingeniería de sonido.

Era como que todo el tiempo estábamos todos haciendo algo diferente dentro de la producción. Wyz, Miguel y los ingenieros hacían la parte técnica, Edward, Wyz, Miguel, Roberto Fuentes (otra persona muy importante dentro del proyecto) Carlos y yo íbamos resolviendo todo el tema musical y conceptual. Era la única forma de poder sacar la producción en tan poco tiempo

-¿Recuerdas cuántas copias salieron del CD?

Chofa: 1000. Y luego hubo un tiraje que hicieron en NY, pero que tenía menos temas e hicieron un cambio en el arte sobre el CD. Y no tenía el libro completo. No recuerdo cuántas copias de ese se hicieron.

-¿Cómo se define y se decide el arte final del disco?

Chofa: El arte del disco estuvo a cargo de Ricardo, Matías, Edward, Wyz y colaboraron Joaquín Urbina e Iván Larragibel, unos colegas diseñadores muy duros. No sé si se me escapa alguien. Hubo tanta gente que participó con nosotros que a lo mejor se me escapa alguno. Espero que no. Igual, en el arte aparecen todos.

-¿Dónde fue el lanzamiento al público?

Chofa: No hicimos un lanzamiento como tal. Apenas tuvimos los discos en las manos, los armamos en mi casa uno por uno, porque la bandeja sobre la que iba el CD era transparente y se pidieron a parte, entonces se cambiaron todas las bandejas se armaron los 1000 CDs y los empezamos a vender, a llevar a tiendas y a los toques, pero no recuerdo haber hecho un toque de lanzamiento. Lo anunciamos en los programas de radio que nos daban apoyo, como Rockadencia, que fue el primero que nos puso a sonar y que más apoyo nos dio, así como en otros programas, y decíamos cuándo íbamos a tocar y que ya estaba a la venta nuestro nuevo CD.

-¿Cuándo y por qué se acaba la banda?

Chofa: Para el toque del Teatro Nacional Wyz se había separado. Estábamos Carlos, Edward y yo. Después hicimos toques hasta el 97 o 98 y en un momento nos separamos. Edward se fue a vivir fuera de Caracas y nos distanciamos. Yo empecé a tocar en otros grupos como invitado, Pan y otras bandas, hasta que hicimos años después KP9000. Siempre hemos tenido la idea de juntarnos otra vez, de hecho, Edward y yo estuvimos ensayando un tiempo entre 2010 y 2013 más o menos haciendo material nuevo, pero él se fue a vivir a Nueva York por todo el problema en Venezuela y ahí quedó todo. Ojalá lo podamos reunir en algún momento, es la idea.

-¿Existe La Máquina? ¿Dónde está?

Chofa: Cuando Edward y yo nos juntamos otra vez, ensayábamos en el mismo estudio en su casa y afuera en el jardín quedaban algunos pedazos de la estructura, justo al lado del estudio. No tengo idea si todavía quedará algo, pero era muy nostálgico entrar a ensayar y ver pedazos de La Máquina ahí. Nos traía muy buenos recuerdos.

-Si alguien compra los derechos para una reedición ¿Existen los archivos?

Edward tiene el material y en algún momento se ha planteado hacerlo pero no se ha concretado.

-¿Tu canción favorita del disco o de la banda?

Chofa: Mi canción favorita es "Infinitunidad" que de hecho no era un tema para el disco, fue una ambientación para una obra de Art-O de Caracas que quedó tan buena que la metimos en el disco. Lo que me gusta de ese tema es el concepto, la integración de varios samlpeos. Si no me equivoco es un sampleo de "Stardust", de Benny Goodman, con unas Cuerdas de Philip Glass, a la que le entra un sampleo de Steroid Maximus, que a su vez samplea a Led Zeppelin y luego entra La Máquina con batería acústica. Es brutal y cada vez que la escucho me recuerdo de todo el proceso de Edward, Wyz y yo escuchando música para samplear. Esa y "Llave", que no está en el disco, pero es la canción del vídeo clip que hicimos años después, dónde también hay una integración de géneros e instrumentos en la cual se ve muy claro el concepto y la intención de la banda.

-¿Después que salió el video de "Llave" en el programa RaiZónica  de MTV hubo propuestas de sellos extranjeros?

Chofa: Hubo comentarios de gente que conocía la banda fuera del país, pero nunca se concretó nada. Yo creo que si hubiésemos seguido con el proyecto seguramente algo habría salido, pero no pasó mucho tiempo hasta que nos separamos.


***


Así terminó la conversa con Chofa (guitarrista/compositor), con quien durante dos largas noches amanecí hablando y recordando historias del disco, de la banda y de la época; él desde Barcelona y yo desde Sao Paulo. Me puso en contacto con Edward Marshall (bajista/compositor) vía email para lograr una entrevista, logré la comunicación pero, sin los resultados esperados. El bajista de La Muy Bestia estaba pasando por una temporada de viajes de trabajo sumado a las rutinas que pueden absorber a cualquiera que esté sumergido en una de las metrópolis más rápidas del mundo, Nueva York. Por otra vía ya estaba listo el enlace con Wizton Borrero (secuencias/Ingeniero de audio/compositor) y con un personaje clave en los inicios del teatro de calle y movimientos de vanguardia de las artes escénicas en Caracas. Hasta el momento sigo tras la pista de Carlos Schudeck, el baterista de la banda.




Infinitunidad con Art-O de Caracas


En una comunicación intermitente y con algunos delays, logré contactarme con Artnoldo Mall, fundador del grupo Art-O de Caracas y pionero del teatro de calle, quien para el momento de la entrevista (julio 2019) tenía un par de años viviendo en Bogotá. En principio, mi idea era formular una serie de preguntas que me introdujeran en la Caracas contracultural de mediados de los noventa, a las que me respondió con un mail un par de semanas después. Estaba atravesando por los preparativos del estreno de una obra, sin embargo, amablemente compartió sus recuerdos en un texto que aquí ofrezco íntegro:

Hola, Marcel, disculpa la tardanza, aquí te envío un escrito, espero funcione para tu artículo. Un abrazo. Me despertó buenos recuerdos de una muy creativa época de Caracas.

"1992-93 fue un momento de una vibrante rebeldía creativa en Caracas. Muchos artistas teníamos una necesidad indetenible de expresar nuestra inconformidad con el sistema, el gobierno, la autoridad y los patrones regulares del Arte. Art-O de Caracas fuimos más que una agrupación teatral, éramos unos de los incitadores creativos y conectábamos transversalmente a esa expresión. Debido a la naturaleza multidisciplinaria y disruptiva de nuestro discurso, nos conectó creativamente con muchos artistas emergentes del momento. Desorden Público, Los Gusanos, Zapato 3, Seguridad Nacional, La Muy Bestia Pop, innumerables actores, pintores, bailarines, arquitectos, fotógrafos, vídeo artistas y pare de contar con quiénes colaboramos tanto en proyectos de ellos, como ellos en proyectos que planteábamos nosotros. 

En aquel momento, yo vivía en La Floresta en una casa que compartía con varios artistas, y por ahí pasaban todos estos personajes hiper-creativos y naturalmente nos conectamos, cocinando varios proyectos multidisciplinarios que eran la base del discurso escénico de Art-O. Roberto Fuentes, que era uno de los artistas que vivía en mi casa, nos presentó a Edward Marshall, a Chofa y Carlitos (el baterista), quien es hermano de Abelardo Tucapel, actor y creativo que trabajó mucho tiempo con Art-O. Específicamente con La Muy Bestia Pop hicimos un muy buen click, la rabia intelectual de su discurso, resonó con el nuestro y de ahí salieron varias creaciones colaborativas bidireccionales. 

En el momento que estaban cocinando Deux Ex Machina fuimos al estudio que tenían en casa de Edward y ahí escuchamos ese disco aún en creación y nos conectamos artísticamente y nos hablaron de su Máquina, ese ensamble de percusión industrial (en el cual colaboramos consiguiendo chatarras para los toques en la Plaza de los Museos), entonces los invitamos a crear la música para un proyecto colaborativo de vida y arte que estábamos proyectando: "Los Argonautas". 

En el proceso. creamos un festival de expresiones alternativas organizado por Art-O en el Teatro San Martín, espacio que Gustavo Ott nos prestó, como sede de Art-O mientras lo remodelaban. Ese festival se llamó MIERDRA, haciendo referencia a la expresión recurrente de Ubu el irreverente personaje de Alfred Jarry, en ese festival nos fusionamos con varios artistas emergentes de la época, creando instalaciones vivas y performances. En ese festival hicimos creaciones con Desorden Público, Muu Blanco, expusimos la obra de Cosme Cortazar, (actor y pintor quien creó el legendario mural del Café Rajatabla), con Octavo Pasajero, la banda de Neil Ochoa (Los Crema Paraíso) y por supuesto con La Muy Bestia Pop.

Ahí llevaron La Máquina  y también hicimos una sesión-instalación viva y performática de fotografía en la calle "Los Argonautas", donde Chofa y Edward posaron como actores del barco que construimos con andamios en plena Avenida San Martín. Una experiencia bien particular, ya que tanto los actores de Art-O como los músicos de La Muy Bestia Pop, colgados en arnés algunos, otros encaramados en los andamios que representaba el barco de los argonautas, posábamos como personajes de un cuadro vivo que representaba una mitología atemporal en un paisaje industrial apocalíptico. Los flashes del fotógrafo los generábamos con un escupe fuego.

Otra colaboración con ellos fue la música de una obra de teatro mudo (al estilo Buster Keaton) que se llamó, "Qué llamen a los bomberos". Edward tomó algunos loops base de la música de Deus Ex Machina y con eso y algunos otros elementos compuso junto a Chofa la música de nuestra obra. Me acuerdo particularmente la música de una escena que llamábamos "la funambulista", donde una actriz (Amailyn Rivero) hacía el papel de una sonámbula que caminaba "dormida" por la pared de un edificio, asistida por un sistema de cuerdas y poleas, al mejor estilo de Art-O. Y los bomberos acudíamos a su rescate. Esa música salió de un loop que escuchamos en el estudio de Edward y luego fue usado también en Deus ex Machina. Luego participaron en la música de Los Argonautas, obra que construimos en dos años de laboratorio y vida que desarrollamos en Santa Fe, un pueblo de pescadores y turismo mochilero cerca de Mochima a donde nos fuimos a vivir, pero eso es otra historia….. Grandes momentos de creatividad efervescente para el arte underground en Venezuela.


El señor de motores y mangueras



Wyston Borrero el cerebro electrónico y técnico



-La Muy Bestia Pop fue una banda que se nutría de todo lo que la rodeaba y no solamente de la música. En el disco se refleja un contenido intelectual y conceptual ¿En aquel momento qué referencias artísticas, literarias, filosóficas tenían como banda y cada uno por su cuenta?

Wizton Borrero: Cada integrante del grupo venía de distintos backgrounds y, por ende, tenía marcos referenciales diferentes. En mi caso fui completamente influenciado por la ciencia ficción y musicalmente por los pioneros de la electrónica, gente como Jean Michel Jarre, Tangerine Dream o Kraftwerk y luego un poco mayor Depeche Mode y el synth pop de los 80, que me terminó llevando a cosas como Nitzer Ebb, Front242, Skinny Puppy, NIN, Ministry, etc. En este punto yo era profesor de MIDI y Síntesis en el Taller de Arte Sonoro, ahí conocí a Chofa y el click con el proyecto que ya venían trabajando con Edward fue instantáneo.

-Tu participación en la banda tiene una influencia cargada del componente electrónico ¿Cómo eran los procesos de composición de secuencias, samples, qué aparatos utilizaban?

WB:  Yo empecé con el MIDI y la síntesis bien temprano, con 14-15 años. Cuando conocí el proyecto de LMBP, Chofa y Edward me mostraron las primeras maquetas y recuerdo que cuando escuché Hércules la primera vez, de una visualicé la secuencia de bajos abriendo el filtro y fue en lo primero que trabajé. El proceso era bastante abierto y fluido, como comentabas en la primera pregunta, teníamos cada uno un marco referencial tan diferente en el que había miles de cosas sobre las cuales trabajar, de jazz a hip hop, pasando por lo que fuera. Cada quien proponía cosas y veíamos cómo encajarlo, cortarlo, loopearlo, secuenciarlo, etc. No era un proceso en el que trabajaba solo, Edward proponía muchos samples, Chofa secuenciaba ritmos, estábamos simplemente having fun.

¿Cómo era el desarrollo de la sección electrónica en vivo?

WB: Tenía un setup para live basado en una Mac SE, que era el secuenciador maestro y estaba conectada al sampler (Ensoniq EPS-R), Synths (Ensoniq SQ-80, Korg Wavestation y Casio CZ-101) y Drum Machine (Roland R-70). De la Roland salía un click track para Carlos en la batería. Yo era (por decirlo de alguna forma) el master clock que arrancaba las piezas, pero solo las que tenían electrónica porque algunas eran solo trío clásico punk rock o acústicas industriales.

"Llave" fue el último tema de la Muy Bestia Pop, un tema de culto que aportó un contenido creativo importante para la historia de la música venezolana ¿Puedes hacer un recuento de esa producción? ¿Cómo se grabó el tema, dónde, involucrados, cómo se grabó el video, en qué formato?

WB: Deus ex Machina se grabó en el TAS pero "Llave" es un single posterior al LP. Lo grabamos en mi estudio de grabación en ese momento, se llamaba Estudio de la Montaña y quedaba en San Antonio de los Altos. En "Llave" ya teníamos bastante redondo el proceso y la forma de trabajar, fue una grabación bastante rápida y sin demasiados problemas o complicaciones, incluso pasando de hip hop a rock, de salsa a industrial y de electrónica (secuencias) a surf, que de lejos puede parecer un pastiche que no pegaría con nada, pero que de alguna forma logramos cuadrarlo coherentemente. Si la memoria no me falla, esto lo grabamos directo a digital en una multitrack de 8 canales. 

Para el videoclip invitamos a un grupo audiovisual que se llamaba ON/OFF pa’ lo que salga, del que también formaba parte haciendo música y sonido en sus cortometrajes. Se grabó en los sótanos de Parque Central con una cámara en el maletero de mi carro que hacía de “dolly”, luego se compuso en digital para dar la sensación que estábamos en cuartos infinitos uno al lado del otro. Hay referentes claros a Beastie Boys con el ojo de pez desde abajo, también tiene un trabajo muy bonito de stop motion que hizo Daniel Gómez. El tema cierra con surf y nuevamente mi carro protagonista.

-¿Recuerdas los equipos con los que grabaron Deus Ex Machina, instrumentos, consola y periféricos?

WB: Deus Ex Machina lo grabamos en los estudios del TAS con los equipos que había ahí en el momento. Fue grabado en cinta analógica de 16 canales de una pulgada. Como yo trabajaba en la escuela como profesor, tuve la suerte de tener acceso a todos los equipos y de contar con otros profesores, maestros y genios como Miguel Noya o Elmar Leal de apoyo y soporte para todas las loqueras que quisimos hacer. Para el disco doblé bajos con sintes analógicos de la escuela como el minimoog, hice muchísimo post-processing digital en SoundTools (precursor del ProTools) y samplié alguna que otra maravilla como la TR-808, o la LinnDrum. De instrumentos los clásicos (bajo, batería y guitarra), más los electrónicos que ya mencioné, la batería y todos los cacharros de metal que pudiesen hacer sonidos interesantes (principalmente percutivos).

-¿Cómo recuerdas esa dupla Miguel Noya y Wyzton Borrero?

WB: “There is always a master and an apprentice”, yo era el aprendiz. Tuve la suerte de aprender y trabajar con Miguel en muchos proyectos, tanto suyos, como míos o juntos. Aparte del genio musical que es, es un grandísimo ser humano, abierto, siempre dispuesto a enseñar, a echar una mano. Es una relación que seguimos manteniendo luego de tantos años e incluso seguimos involucrados profesionalmente, hace un par de años le pedí orquestar y trabajar en una pieza mía para el SyFy Channel. Miguel es un gran referente en mi vida y en cierta forma ayudo a darle forma a lo que hoy soy, le estaré siempre agradecido.

¿Cuándo fue la última vez que escuchaste Deux Ex Machina?

WB: ¡Lo hago al menos una vez al año! A raíz de esta entrevista lo estoy haciendo de nuevo justo ahora.


***

Luego de la entrevista estuve conversando un rato más con Wizton, con la intención de conducirlo a través de la memoria hasta aquella noche en la Plaza de los Museos donde vi por primera vez La Máquina. La evidente distancia temporal dificultó el ejercicio para Wyz, confundiendo aquel momento con el de  la obra junto a Art-O de Caracas y la presentación de la banda en el salón Pirelli de Jóvenes Artistas: "Una anécdota que sí recuerdo fue en el  Maccsi (Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber), era un toque donde estaba la plana mayor, incluyendo a Sofia Imber. Se debía comenzar puntualmente y Edward se nos desapareció, no sabíamos dónde estaba. El ambiente estaba súper tenso y arrancamos Chofa y yo solos en La Máquina y por los megáfonos gritábamos "Edwaaaaarddddd" y parecía que era un tema nadie lo supo nunca, Edward llegó y arrancamos el show, nadie se dio cuenta".