sábado, 15 de septiembre de 2018

Dj Anacaona: La corte india en los tocadiscos



La artillería estaba pesada, seis cervezas de 473 ml heladas en la nevera y "Un día bonito", de Eddie Palmieri, sonando en los audífonos, empujaron el ímpetu de concretar una idea que orbitaba en mi cabeza desde días atrás: entrevistar a Dj Anacaona. Después de saludarnos, Ana me recordó que era lunes en Alemania, asumí que en Brasil también; intentaba recuperar mi memoria que se había quedado en la noche del sábado, con destellos de la madrugada del domingo. Hay temporadas en las que la vida de un dj transcurre en el borderline del sueño y la vigilia, lo onírico y lo real se fusionan en un estado de lucidez permanente, activador de impulsos creativos. Mientras Ana organizaba su agenda de la semana, me recibió muy hospitalaria en la casilla del chat: "¿Qué más, Marcel? Todo fino por aquí, disfrutando de la ola calorífica que azota las europas. ¿Por allá qué?"

Con los primeros destellos de luz de una mañana tropical entrando por mi ventana, comencé a ponerme al día con Ana. Sacamos la cuenta y la última vez que nos vimos fue hace más de 15 años en Caracas, en el Centro Comercial El Recreo específicamente, desde entonces no hablamos más nunca hasta ese momento. Activadas las alertas de la memoria, comenzaron a surgir los recuerdos de lugares, fiestas y amigos que coincidieron en nuestras vidas. Tierra de nadie, la Plaza de los Museos, Plaza las Américas, los raves, Bambú, Rata, Simpl3, el drum and bass, Julie Delorme y dj Kat, fue un cocktail virtual enteógeno, que nos montó en el delorean caribeño de una generación de finales de siglo.

"¿Te acuerdas de Kat? la jeva esta suiza de Spiral Tribe", soltó Ana cuando yo estaba escribiendo la misma pregunta. La sintonía era total, las puertas de la percepción estaban abiertas al atlántico, viajando de un continente a otro. Dj Kat es una chica que llegó a Caracas en el año 99 o 2000, si mal no recuerdo, con una banda de desadaptados capaces de hacer turismo a las tres de la madrugada en Pintosalina, llevando encima una galería móvil que exponía piercings y tatuajes en cualquier parte del cuerpo que tuviera piel. Kat fue de gran inspiración para todxs a los que nos aburrían las fiestas monotemáticas de eternos sets de house, techno o psychodelic trance. Un set de Kat podía comenzar con dub, pasar a drum and bass, en el medio un set de punk hardcore californiano de los 80, después hip hop gangsta y cerrar con un break core para pararle los pelos a cualquiera. Todo esto mezclado con una pericia impresionante, unas mezclas impecables y con su compañera siempre en el hombro, una rata llamada Lina. Yo decidí ser dj después de ver a Kat mezclando.

Ana vive en Berlín, donde organiza fiestas de salsa brava junto a su partner Dj Lionza. Encontraron un nicho que todavía no estaba cubierto por la comunidad latina, que se estaba enfocando únicamente en la cumbia y el tropical bass, dejando la salsa por fuera. Poco a poco están agrupando una comunidad latina y bohemia de bailadores, que buscan un espacio distinto que los transporte al Caribe por una noche, con mucho ron y mucha música. Que comience la rumba y que Anacaona nos eche su cuento.



¿Corre sangre india por tus venas?

De raíz, por parte de mi mamá. Todo muy mezclado, mi abuela viene de San José de Barlovento, pueblo afrovenezolano. Pero en mi familia abunda el pelo indio.

Vi una hermosa ilustración tuya de María Lionza, ¿cómo entra en tu vida la reina de Sorte?

Todo comenzó con un tatuaje y la necesidad de llevar en mi cuerpo una representación de la cultura venezolana. Escogí a María Lionza por ser una figura que estoy viendo desde muy pequeña. Cuando pasaba por la autopista en Caracas y veía su estatua, le preguntaba a mamá quién era y qué llevaba en las manos. Más adelante, estando mayor, investigué sobre su historia y decidí tatuármela. Desde entonces, la llevo como un amuleto, me la hizo una amiga muy especial que con el pasar del tiempo se convirtió en mi hermana. En mi casa María Lionza tiene su altar y todos los días le pongo flores frescas, ron con agua de coco, ramitas de romero y canela, le prendo sus velitas y le rezo, ella me cuida.

En tus fotos he visto aparecer la imagen de la diosa del panteón hindú Kali, ¿forma parte también de tus influencias?

Si, Kali forma parte de mi ensalada de dogmas. La negra, esa diosa impulsada por la justicia, aparece para destruir todo lo obsoleto, lo negativo, los patrones con carencia de sentido común, para darle paso a todo lo que suma, a lo que evoluciona y crece de manera responsable en armonía con el universo. Kali me acompaña desde hace unos cuantos años.

¿Esta poderosa trinidad de mujeres espirituales y guerreras influyen de qué manera en tus procesos creativos y cotidianos?

Me ayudan a canalizar y darle forma a una versión madura de mi persona. Son las que, de alguna manera, me han inspirado a darle forma a todo lo que hago actualmente, a pensar y aprender, a conectar los pensamientos con la realidad.


¿Recuerdas tu primer contacto con la música?

Claro. Mi padre sentado en frente del tocadiscos cada noche poniendo música al llegar del trabajo. También recuerdo a papá enseñándome a poner los discos.

¿Cuándo fue tu primer contacto con un disco? ¿Recuerdas cuál fue?

Yo nací con mi colección de discos de Los Beatles. Uno de Popy y Timbiriche.

¿Y el primer disco que consideraste tuyo, comprado y escogido por ti?

Nirvana, Nevermind, a los 11 años.

¿Cuáles fueron tus primeras influencias musicales? ¿Que música preferías cuando eras adolescente?

Me encantaba escuchar soul, cualquier cosa de la Motown Records. Las Supremas, Marvin Gaye, The Temptations. Algo que me marcó mucho fue cuando escuché por primera vez Skatalites y The Specials en la radio, fue un descubrimiento brutal. El ska marcó muchísimo mis comienzos con la música, llegó justo en ese momento que empiezas a descubrir y escoger tu música.

¿Cómo era tu entorno musical de entonces, a qué fiestas y conciertos ibas?

Intercolegiales de nuevas bandas, verbenas. Recuerdo que Desorden Público tocaba mucho en estos eventos. Y luego las escapadas con cédulas falsas a Espacio y La República de Rokatanga a ver bandas como Súper Glicerina y Fauna Crepuscular, bandas que ya eran un rollo más alternativo. También me debatía en la tormenta de las fiestas bailables de mis primos mayores, donde se escuchaba Proyecto 1, Jerry Rivera, Lisa M y Diveana. Con mis amigas del colegio éramos las raritas, empezamos a escuchar bandas como Tool, Samashing Pumpkins, Cypress Hill, Portishead, Radiohead y hasta Pantera...

¿Quién o quiénes fueron tus influencias para convertirte en dj?

Primero fue papá. Luego vinieron las fiestas electrónicas, donde realmente empecé a relacionarme y tener contacto con personas que eran djs, con Julie Delorme me derretía viéndola tocar. Yo entre en esa escena al salir del colegio. Y bueno con Gigi, mi otra Lionza, que un día me jaló las orejas y me dijo "Busca los discos de tu papá y vente a tocar conmigo ¿Qué esperas? Tienes muy buen gusto para la música".

¿Qué estilo de música comenzaste a coleccionar y con cuál comenzaste a mezclar?

Salsa. Y sigo ahí, no tiene fin, es interminable. Salsa con vinilos, pero en realidad colecciono música desde pequeña en cds. Tenía dos colecciones de casi todos los de Bob Marley y todos los de Pink Floyd, aún conservo algunos de esa época.



¿Dónde compras los viniles? Te gusta hacer el trabajo casi antropológico de escarbar lotes inmensos de viniles o vas directo a internet?

En realidad me encantaría escarbar un poco más, pero en Alemania es difícil conseguir el género que me interesa. Igual nunca pelo la oportunidad, en cualquier parte del mundo donde esté, de meterme en una tienda de discos y ver que hay, me encanta. Cuando voy de viaje entro a mirar a todos los mercadillos donde vea una caja de discos, uno nunca sabe dónde puede encontrar el disco de su vida.

¿Cuál es tu tienda favorita de discos?

Personal Dealer en Nueva York. Me llevó mi amigo Javier (Rata) y me llevó a otras que eran una gozada. Pero me gusta más el rollo trapicheo.

¿Alguna ceremonia especial para comprar discos?

Llevar plata en los bolsillos e ir lista para encapricharme. 

¿Cual es el disco que te va a acompañar de por vida vayas a donde vayas?

Un disco de Bola de Nieve de mi abuela, y dos discos de Cuban Latin Jazz Sessions que eran de papá y primero de mi abuelo antes de salir de Cuba. Esos tres son patrimonio familiar y los uso en cada set que toco.

¿Crees que hay suficiente participación femenina detrás de los tocadiscos y el coleccionismo de viniles?

Cada vez más, pero se podría abrir un poco más el espectro, pero eso va a suceder como ha ocurrido con la mayoría de los oficios en los que predomina el género masculino. Como tatuadora también lo vivo.

Un top 5 de tus discos favoritos.

1. Pantera - A vulgar Display of Power.
2. Héctor Lavoe - El Sabio.
3. Beastie Boys - Ill Comunication.
4. Skatalites - Ska Foundation.
5. Ray Barreto - El Criollo.

¿Cuáles son las joyas de música venezolana difíciles de conseguir en tu colección?

Gran Sabana, de Miguel Noya; un single de Joselo Díaz; un single de Kiko Mendive con la orquesta casablanca y Federico Betancourt y su combo latino.

¿Un disco para el despecho?

Boleros. Los boleros de Cheo Feliciano son algo exquisito. Pero también me pongo más gótica en estos casos y hay un disco de una banda alemana de Colonia, que son relativamente nuevos, pero con un sonido muy postpunk de los 80. La banda se llama Pink Turns Blue y el disco If Two World Kiss, y los escucho mucho en invierno para entrar en sintonía o quedarme en parálisis permanente.

¿Y un disco para subir los ánimos?

Cinematic Orchestra, every day.



¿Hay algún instrumento que disfrutes con especial atención cuando escuchas música?

Me encantan las congas y bongós, la percusión en general. De los metales, el trombón. Y el vibráfono y el xilófono me hacen vibrar a las alturas.

¿Nómbrame algunas portadas de discos que sean especiales para ti?

Bad Brains/Bad Brains, Pink Floyd/Ummaguma y todas las portadas de Willie Colón y Héctor Lavoe.

¿Cuál fue el último disco que llegó a tus manos?

El single de Anabalina de Las Grecas.

¿Cómo organizas tu set?

Sé con qué empiezo, pero nunca cómo acabo, todo depende de la gente. Cuando mezclo en fiestas pocas veces preparo un set, a menos que sea algo muy específico. Trato de mantener armonía entre los temas, sin perder nunca la variedad, un balance.

¿Ciudades en las que has mezclado y en las que sueñas con tocar un set?

De momento solo he estado en Berlín, tengo apenas dos años mezclando. Técnicamente me falta mucho que aprender, pero ahí voy. A donde me lleven me enrumbo, donde sea que toque con panas y la gente baile.

¿Por donde anda tu investigación en este momento?

Roots. Todo lo que venga de la raíz y tenga influencia en la música afrocaribeña. Por mi descendencia cubana, me gusta conocer mucho sobre el guaguancó, la guaracha y los cantos orishas. Por el lado venezolano, tengo un crush con el sonido y el contenido social de la salsa venezolana, definitivamente creada en la calle, y con un sonido tan pesado que hasta los más grandes han querido imitar. Quiero meterme también en el calipso del Callao, que poco suena por ahí.

¿Un dj y un coleccionista actual en el que tengas puesta tu atención y te interese su trabajo?

Amo a Quantic, me ha inspirado mucho.


Al ritmo de la piel y la tinta de Ana Pantera

¿Cuál es el tatuaje que falta en tu cuerpo?

Tengo los que quiero, pero queda piel. Tengo pendiente un Kitsune de la mitología japonesa, se representa como un zorro al que le van saliendo colas, a medida que va adquiriendo sabiduría, hasta nueve colas.

¿Cual te gustaría hacer y no has hecho?

Tengo 16 años tatuando,  he hecho de todo y probado casi todo lo que he creído que puede funcionar. Pero es ahora mismo cuando he conseguido formar un estilo. Nunca se para de aprender, pero si es verdad que baja el ritmo un poco cuando se llevan muchos años. Me falta tatuar un pene, no el dibujo, sino la parte del cuerpo. He tatuado chochos, pero no penes.

¿Puedes definir tu estilo de tatoo?

Old school tuneado, old school stoner level.

¿Siempre has dibujado?

Si, desde que tengo uso de conciencia.

¿Qué motivos relacionados con la música has tatuado?

Un título de un disco y la oveja negra de Minor treaht; Milo, el muñequito de The Descendents; Celia Cruz, un Frankestein tocando contrabajo...

¿Qué te gusta escuchar cuando tatuas?

De todo, como pille el día. Hoy empecé con Tony Braxton y acabé con Perucho Torcat.



¿Tu playa en Venezuela?

Chichiriviche de la Costa. Desde pequeña fui con mis tíos y primos. Para mí son recuerdos muy lindos, travesuras de niños, tambores en la playa, mis primeras borracheras.

¿Tu lugar preferido en Caracas?

Tierra de nadie a las seis de la tarde en la UCV, con el escándalo de las guacamayas.

¿Tu fiesta inolvidable en Caracas?

Unity. A Patanemo no me dejaron ir.

¿Cuba libre o Mojito?

Ron puro con hielo. Al ron no lo debe tocar la coca-cola ni nada.

¿Empanada de cazón o guacuco?

Aaaahhh, me estas rompiendo el corazón, chamo. Cazón, hoy justamente me estaba acordando del pastel de chucho que hacía mamá.

¿Cómo se dice cazón en alemán?

Ni idea, hoy hablaba de eso porque quería mostrar de qué era el pastel que hacía mamá

¿A quién deberíamos etiquetar en este post? ¿Alguien que tengas tiempo sin ver y quieras saludar por medio de esta entrevista?

A Bambú, Miguel Gil, Isabel Rojas y Javier Roa.

Bueno, hemos llegado al final, por ahora...

Coñoooo, fino Marcel, me sorprende el interés y lo agradezco. Me parece una iniciativa muy linda que decidas registrar a este poco de locos que andamos por ahí regados haciendo lo que sea para no perder la identidad y mantener algo lindo de la cultura y de donde venimos.

Así terminó el comienzo de una red de conexiones con toda una generación que vivió el cambio de siglo cerca de mí. Vayan preparando su mejor repertorio porque probablemente algunos de ustedes será el próximo que ayude a reconstruir esos momentos con música y recuerdos. La rumba virtual siguió entrada la mañana del lunes, mi interacción proactiva en distintos posts de Facebook motivó a una amiga a hacer un llamado público: "Por favor, alguien que le dé una manzanilla a Marcel". Yo todavía en el borderline entre sueño y vigilia atendí a su emotiva demostración de afecto y monté una ollita con agua en la hornilla. 




 Escucha a Anacaona aquí







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