lunes, 9 de septiembre de 2019

¿Cuánto dura una Cerveza?




El tiempo de duración de una cerveza, bien sea en una lata, vaso o botella, es algo que varía según distintos factores. El clima en general, la temperatura de la cerveza, el ánimo, la hora del día, el tamaño del estómago, el nivel de compañía o el nivel de soledad, la calidad de la cerveza, la textura, la densidad, el sabor y una cantidad de variantes más, que harán el recorrido de la cerveza más lento o más largo en el cuerpo del bebedor.

Siempre comparto con mi padre Humberto Márquez, el poeta Benito Mieses y Kike Gavilán, una discusión bio-filosófica, sobre el placer de una cerveza en la mañana antes de desayunar o tomar el primer café, sobre todo, si se trata de una garrafa de tercio bien helada, de esas botellas marrón oscuro que se distribuyen en Venezuela. 

Es impresionante el brillo en los ojos de cada uno, cuando comenzamos a profundizar en el tema, resaltando los niveles de creatividad y empatía que pueden surgir durante el día, después de esa primera cerveza que va directamente a la sangre y de ahí como un cohete al cerebro.

“Siempre sueño ir nadando en una gran cresta de cerveza

desenfundo mi arma en pleno oleaje


y siento la espuma, música plena en mis orejas 


pero no soy capaz de disparar…” 


Gabriel Jiménez Emán, poeta y veterano alquimista de tascas, barras y antros varios de Venezuela y el mundo, le dedicó un merecido poema a la bebida espumosa, destacando todas sus bondades y placeres. 

“...No he podido encontrar muerte más bella 

que la de suicidarme con cerveza 

el gran secreto del oro de copas 

atravesando mi garganta como una saeta 

dulzura de ojos vacíos…” 

Después de destapar una cerveza el futuro puede ser incierto, un sueño sin retorno o un exceso de realidad punzante, una secuencia de encuentros fortuitos o una soledad galopante, el sonido al destapar una lata o una botella es el conjuro de la suerte, la caída de los dados en el tablero y casi nunca hay marcha atrás, sobre todo cuando se es muy joven.


La dosificación práctica va llegando con la madurez, convirtiéndola en una herramienta fisiológica, mental y espiritual, que retribuya de alguna forma, la molestia de tener que ir al baño sin parar durante largos períodos de tiempo.

Destapar una cerveza entonces, tiene que convertirse en un acto productivo que sublime el espíritu, regocije el alma y se convierta en un motor de ideas, claro, siempre dejando un fondito para el ocio, para que no me vayan a tomar como un fundamentalista psicótico de la productividad. Así que mientras me tomo un trago y alzo mi botella, sigo escribiendo, digo salud y pienso ¿Cuánto me va a durar esta cerveza y las que quedan en la nevera?


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